2011/08/26

La Constancia como Método para Alcanzar la Cima

Son raros los seres capaces de escalar con constancia las pendientes de la montaña espiritual. ¡La cima parece tan lejana! Entonces, casi todos interrumpen el movimiento, vuelven a bajar, y todo volverá a comenzar de nuevo. Debéis saber que no hay nada más perjudicial para el equilibrio psíquico que pasar y volver a pasar de un modo de vida a otro: imponerse durante un tiempo una determinada disciplina, después abandonarse, y viceversa.
Yo no digo que debáis consagraros exclusivamente a actividades espirituales, rezar y meditar, no sería razonable. Tanto más que existen muchas otras actividades que pueden alimentar vuestra alma: oír música, leer, contemplar una obra de arte o un paisaje. Interiormente, intentad permanecer el mayor tiempo posible en las cimas hasta las que habéis logrado elevaros. Si tomáis esta costumbre, después lograréis sin dificultades manteneros en las alturas.
Por Omraam Mikhaël Aïvanhov

2011/08/06

La Solución a todo:

¡Cultivar el Espíritu!
La vida fácil, las comodidades, la abundancia material a la que tanto aspiran los humanos, son a menudo incompatibles con la verdadera vida espiritual. Cuando se tiene todo lo necesario, e incluso a veces lo superfluo, no se realiza ningún esfuerzo, nos abandonamos y sin saberlo, nos estamos oponiendo a la vida intensa del espíritu en sí mismo. Por esto, si el Cielo nos somete a ciertas privaciones, no es por crueldad sino para impulsarnos a desarrollar la paciencia, la fuerza de carácter, la necesidad de superarnos. Aquél que está tranquilo, que tiene a su alcance todo lo que necesita, evidentemente está muy contento. Pero se abandona, se vuelve perezoso, y esta pereza le produce acumulación de materiales inútiles que se pudren y que nada puede eliminar: ya no está irrigado por esta corriente intensa que sólo la actividad del espíritu es capaz de mantener en su organismo. Así pues, dejad de rebelaros contra ciertas privaciones que el destino pueda imponeros. Al contrario, recibidlas con agradecimiento, porque son las mejores condiciones para aprender a alimentar en vosotros la vida intensa del espíritu.

Por Omraam Mikhaël Aïvanhov