2020/10/31

Tiempo de Ángeles

TIEMPO DE ÁNGELES

Extracto del libro «Los Ángeles en la Vida Social Humana»

De Vicente Beltrán Anglada

EL REINO ANGÉLICO, EL CENTRO DE EQUILIBRIO ENTRE VIDA Y FORMA

Cuando analizamos la relación existente entre la Vida espiritual y la Forma material, entre la Voluntad de Ser y el Propósito de Realizar, observamos los fenómenos producidos en el espacio por las dos fuerzas básicas que rigen el orden cíclico del Cosmos; hacia adentro, hacia el alma espiritual o ser inmanente se halla el secreto psicológico de rotación o de gravitación; hacia afuera, en dirección al Ser trascendente que llamamos Dios, se halla el misterio psicológico de traslación o de expansión cíclica. Esotéricamente –y siempre debo hacer ésta obligada aclaración– se percibe un espacio geométrico que es externo y otro espacio psicológico que es interno. Las condiciones que rigen el Espacio -considerado como una Entidad- son idénticas en los dos casos, pero cuando hablamos de un espacio geométrico introducimos en nuestro estudio el factor tiempo, el cual condiciona desde el centro gravitatorio de todo cuerpo de substancia las cualidades psicológicas que sólo con el tiempo pueden manifestarse y llegar a su plena madurez y perfección. Llegará sin embargo un momento en la vida de todo ser viviente en que el tiempo y el espacio se equilibrarán adecuadamente y constituirán un fenómeno único de conciencia, de unidad o de síntesis. Es en aquel momento solemne en la vida de la Naturaleza, de un Reino, de una Raza, de una Especie o de un ser humano que se cumplirá un destino establecido de perfección y se realizará plenamente un ARQUETIPO, depositario de una Idea de Dios y contenedor de ciertas elevadas cualidades de Sí mismo. ¿Cómo ha sido posible tal prodigio? ¿Cómo se ha realizado tal milagro? Todo en la Naturaleza es un prodigio, todo es un milagro. Pero ha sido realmente la ley del esfuerzo fustigado por el sentido infinito de una gran Necesidad Cósmica de expansión vital el que ha hecho posible que se creara una síntesis, que se conquistara una Verdad y se diera testimonio objetivo de una Ley. El principio de analogía hace el resto mostrándole al investigador esotérico en forma concreta, clara y objetiva la incalculable serie de procesos concatenados procedentes de las dos infinitas vertientes de la Vida, subjetiva y espiritual una y objetiva y material la otra, pero que igual que dos afluentes del mismo río convergen en la majestad infinita del insondable Océano de la existencia universal. El espacio geométrico y el espacio psicológico se han unido y reconciliado después de inmensos periodos de lucha y de conflicto y ya jamás podrán marchar por separado, al menos desde la consideración o punto de vista racional del hombre. Esta idea podría apuntar seguramente hacia metas más elevadas todavía, como por ejemplo, la indagación de las causas supremas de esta acción unificadora de síntesis dentro de la cual lo inmanente y lo trascendente, la gravitación hacia adentro y la expansión hacia afuera, la fuerza centrípeta y la fuerza centrífuga, el ideal y el ARQUETIPO, tiempo y espacio, etc. han llegado a un augusto Centro de Cumplimiento universal.

Ahora bien, los factores cósmicos o los intermediarios divinos que han prestado su colaboración en la magna obra de realizar un ARQUETIPO, es decir, los Ángeles o Devas, realizaron su misión equilibrante entre la Vida y la Forma liberando del seno profundo de los espacios intermoleculares o de las profundidades misteriosas de los éteres universales, las energías cósmicas que producen perfección y armonía. Por ejemplo, en el centro místico de los movimientos de rotación y de traslación de cualquier cuerpo celeste hay un ESPACIO eternamente virgen, libre absolutamente de karma, dentro del cual no opera fuerza gravitatoria alguna, pero que es la causa promotora del equilibrio universal. Y si extremando la idea imaginamos, tal como lo hemos hecho ya en otras varias ocasiones, que tales espacios interespaciales intermoleculares no están vacíos, sino que están habitados y dinamizados por una especie particular de vida, muy diferente de la nuestra quizás, pero dotada de una increíble y extraordinaria capacidad de síntesis, el Reino Dévico o Angélico, tendremos en nuestras manos el elemento supremamente vital que nos faltaba para poder explicar razonablemente el misterio creador del Equilibrio universal, abarcando la totalidad de la Creación divina.

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