Apenas
os falta algo y ya estáis dispuestos a quejaros. ¿Por qué la constatación de
esta carencia debe de repente oscurecer vuestra mirada? El sol sale cada día,
tenéis luz, aire, agua, alimento… Podéis ver, oír, saborear, comprender… Y
también tenéis la facultad de entrar en relación con el Creador, con todas las
entidades celestiales y con los humanos.
¿En qué pensáis
cuando os miráis frente al espejo por la mañana?... ¿Y en el momento que abrís
el grifo de agua del lavabo o de la ducha?... ¿Y cuando veis a vuestra mujer, a
vuestros hijos, en qué pensáis? Quizás diréis, que no tenéis. Admitámoslo, pero
cuando salís de casa, os encontráis seguramente con alguien. ¿En qué pensáis
cuando lo veis? Todos los seres que viven cerca de vosotros, así como con los
que os encontráis, están ahí para haceros reflexionar, para afinar vuestra
sensibilidad. En vez de deteneros en lo que os falta, aprended a alegraros por
todas las inagotables riquezas de la vida, y vosotros mismos os volveréis más
vivos.
Por
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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