“La cultura actual nos propone sin
cesar objetos o actividades tentadores. Y no sólo no se previene a la gente de
los peligros que eso representa, sino que se hace todo lo posible para persuadirla
de que las satisfacciones que todo esto le va a proporcionar, contribuirán a su
desarrollo, de que son incluso la condición para ello. Pues bien, no, no va a
ser la multiplicación de tantos deseos a satisfacer lo que enriquecerá a los
hombres. Al contrario, ¡cuántos de estos pretendidos progresos, de estas
mejoras que se les presentan se hacen en detrimento de la vida, porque tienen
esencialmente como objetivo la satisfacción de sus necesidades materiales!
La gente se imagina que de esta
manera van a vivir más intensamente, cuando sólo se trata, en realidad, de una
agitación superficial en la que dispersan todas sus energías. Llaman
«aprovechar la vida» a una forma de pensar y de actuar que les arrastrará con
toda seguridad hacia la muerte. Aunque estén persuadidos de que la vida es
lo más valioso que tienen, es raro que los humanos comprendan que, en esta
vida, lo más importante es la vida misma.
Si, en vez de dispersarse en actividades
que les debilitan, se esforzasen en desarrollar sus facultades psíquicas y
espirituales, descubrirían que en los actos más simples y más cotidianos es
donde la vida esconde los verdaderos tesoros. Respirar, alimentarse, caminar,
abrir los ojos a la naturaleza, amar, pensar, éstos son los verdaderos dones de
la vida.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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