ESPÍRITU versus MATERIA
¿DÓNDE PONEMOS LA ATENCIÓN Y LA FE?
«Nada es
más importante ni más beneficioso para vosotros que tomar aprecio a las
actividades espirituales, amarlas y, no dejar pasar ni un solo día sin uniros
al Cielo, meditar, orar… Varias veces al día deteneos durante algunos minutos,
e intentad encontrar en vosotros mismos vuestro punto de equilibrio, vuestro
centro divino… Empezáis entonces a sentir que, en todas las circunstancias de
la vida, poseéis dentro de vosotros un elemento eterno, indestructible… E
incluso si en el plano material no obtenéis ningún beneficio, interiormente os
volvéis más libres, más fuertes, seguros de vosotros mismos, planeáis por
encima de los acontecimientos.
Ese trabajo
espiritual es la única riqueza, el único bien que está verdaderamente en
vosotros. Todo lo demás os puede ser arrebatado; solo vuestro trabajo os
pertenece para siempre.»
ááááááá
«Estamos
situados entre el mundo inferior y el mundo superior, y nos corresponde a
nosotros decidir inclinarnos por el principio divino, por el espíritu. “Pero,
diréis, ¿por qué no se impone él, si es todopoderoso?” El fuego es también
todopoderoso, puede quemarlo todo, pero encended una vela y observad lo débil
que es la llama: al menor soplo se apaga. Como el fuego, el espíritu es débil,
y si no lo alimentáis, no puede hacer nada. He aquí lo que todavía no habéis
comprendido.
Esperáis
contando con la fuerza todopoderosa del espíritu, y como no hacéis nada para
dejarle entrar en vosotros, evidentemente no pasa nada. El espíritu es
todopoderoso en lo alto, pero aquí en la tierra no lo es en tanto que no le
deis las condiciones indispensables para que pueda manifestarse. Os corresponde
por tanto a vosotros decidiros y dar primacía al espíritu.»
ááááááá
«Los humanos llevan su cuerpo, viven con él, lo cuidan, lo
alimentan, lo lavan, lo visten e incluso lo maquillan, pero no se ocupan de
descifrar lo que quiere decirles su cuerpo con sus miembros y sus órganos. Que
estudien cómo la inteligencia cósmica ha pensado las cosas poniendo su cuerpo
al servicio de su intelecto, de su corazón, de su voluntad: comprenderán que
deben inspirarse en esa lección para la conducta de su vida interior y sabrán
poner todo lo que es material y efímero al servicio de ese principio eterno, su
espíritu.
Lo material y lo efímero tienen necesariamente un papel que
jugar en nuestra existencia; pero para que ese papel sea benéfico, es preciso
hacerles participar en la vida del espíritu. No basta con multiplicar los
encuentros, las informaciones, los conocimientos, las aventuras, incluso si, en
ese momento, dan la sensación de vivir plenamente. No es «ese momento» lo que
cuenta; es, años después, el balance que hemos hecho de nuestra vida. Por eso,
de vez en cuando, es útil revisar nuestras elecciones y nuestras actividades
preguntándonos: «¿Qué me aporta verdaderamente todo esto?… »
ááááááá
«Todos los días los humanos deben dedicarse a múltiples
ocupaciones que les obligan a descender en la materia. Pero deben solo
descender, no caerse, hay que ver bien la diferencia. La condición para no
caer, es permanecer unido al espíritu que habita en ellos. Así, cuando pasen
interiormente por períodos difíciles, encontrarán los medios para huir de la
duda, de la angustia, del desánimo: escaleras y escalas les permitirán acceder
a las regiones superiores de la conciencia.
En la materia podemos encontrar los bienes, pero también todos
los males. Para no dejarse devorar, hay que cuidarse de bajar sin obstruir las
escaleras, sin romper las escalas, sin cortar las cuerdas, con el fin de poder
remontar rápidamente y ponerse al abrigo en caso de peligro. La fe y un alto
ideal son esas escaleras, esas escalas y esas cuerdas que permiten remontar
rápidamente a los pisos superiores. »
Textos de Omraam Mikhaël Aïvanhov
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