Vuestros defectos son el resultado de malas costumbres que habéis contraído en vuestras encarnaciones anteriores, y cuando queréis libraros de ellos, os concentráis y os obstináis en eliminarlos. Pues bien, no, éste no es un buen método. Preocupaos más bien de lo que podéis construir para el futuro. Decíos: «Ahora crearé algo nuevo», trabajad cada día con una fe inquebrantable, una convicción absoluta.
Tomad todos los elementos que Dios os ha dado: el pensamiento, el sentimiento, la imaginación, y esforzaos en proyectar en vosotros mismos las imágenes más hermosas, de veros en la música, de veros en la luz, de veros en el sol, en la perfección de las formas, con cualidades, dones y virtudes: la bondad, la generosidad, la posibilidad de apoyar a los demás, ayudarles, iluminarles. Un día, esta construcción luminosa y perfecta es la que recubrirá todas las lagunas e imperfecciones del pasado.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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