Extractos del libro de Geoffrey Hodson: "La vida de Cristo desde la natividad a la ascensión".
PARTE III: EL DISCIPULADO CRÍSTICO SEGÚN EL SERMÓN DE LA MONTAÑA
MEDITACIONES EN TIEMPO DE PRIMAVERA (VII)
A través de la Enseñanza del Maestro Jesús y las reflexiones de Geoffrey Hodson
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--- LUNES 03/04/2023 ---
"Esto alude directamente al corazón y a los sentimientos del hombre. Cuando el individuo es humilde y compasivo y no guarda ni expresa resentimiento alguno, se vuelve inofensivo. Entonces genera poco o ningún karma adverso. Pero cuando todavía no ha establecido ese elevado ideal en su corazón, los resentimientos por ofensas recibidas pueden llevarlo a pensar y actuar vengativamente. Y entonces una ofensa menor se convierte en un conflicto mayor, y el ciclo no se cierra ni se cerrará mientras esos intercambios de ofensas no cesen. Los efectos productores de dolor seguirán tras las causas, por acción de la ley kármica.
Si tanto la vida universal como la humana están regidas por Karma, entonces nadie puede jamás herir a otro injustamente. En todos los casos la víctima ha obrado en el pasado de un modo que la hace vulnerable a una ofensa proporcional. Pero el Yo interno no puede jamás ser perjudicado de ninguna manera.
Fortalecido por esta convicción nacida de su experiencia, el verdadero filósofo no es afectado personalmente ni por el más virulento ataque o injusticia.
Las palabras de Jesús, “Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen”, son un ejemplo magnífico de lo que es perdonar cuando se es víctima de extrema provocación; orar espontáneamente en favor de sus atormentadores.
Esa capacidad de perdonar y de ser desprendido y permanecer imperturbable ante cualquier tempestad, dependen tanto del desarrollo evolutivo como del dominio propio alcanzado por disciplina sistemática de sí mismo."
--- MARTES 04/04/2023 ---
"Los que escribieron los Evangelios muestran una tendencia a personificar la ley kármica como un Dios paternalista, siguiendo la costumbre hebrea. Eso es totalmente erróneo. La ley es impersonal, no tiene preferencias, no puede ni recompensar ni perdonar. Cada acto produce su correspondiente reacción en los niveles en que fue ejecutado.
La idea presentada por Jesús representa un elevado ideal de conducta: Perdonar las ofensas. Sin embargo, debe recordarse que el Maestro está hablando a discípulos y aspirantes de todos los tiempos, o sea a personas que avanzan hacia la perfección que se alcanza cuando el gran ciclo de la vida individual se acerca a su final y el Karma ha quedado equilibrado. Para lograr ese equilibrio antes del tiempo normal, se requiere tal olvido y entrega de uno mismo que ello implica necesariamente un considerable dolor. La Pasión y la Crucifixión de Jesús ejemplifican este dolor. Por eso a los que aspiran al discipulado se les aconseja que eviten generar más adversidades, para que sus pies no estén tan atados que les dificulten el ascenso. Esto se aplica especialmente en el caso de ataques aparentemente injustificados; hay que recordar que son efectos de actividades anteriores, y así no se sentirá resentimiento."
--- MIÉRCOLES 05/04/2023 ---
"Es claro que aunque la hipocresía puede producir beneficios en las cuestiones mundanas, a la postre genera adversidades tanto en la vida mundana como en la espiritual. Y además tiende a convertirse en una costumbre que perjudica la mente y por ende el carácter. Se convierte en una tendencia mental. Se empaña la pureza del corazón y se crea la costumbre de mentir mañosamente para beneficio personal. De esa manera la integridad, que es una de las más importantes de todas las cualidades para triunfar en la vida espiritual, queda desalojada por la hipocresía, y se va a pique tan gran empresa. Indudablemente eso es parte de la ‘recompensa’ a la que el Maestro se refiere."
--- JUEVES 06/04/2023 ---
"Jesús repite varias veces esta enseñanza en sus sermones, porque la falta de sinceridad y la hipocresía son tan comunes que se las acepta e incluso se las pasa por alto sin criticarlas, y se las encuentra mucho en las prácticas externas y ceremoniales de la vida religiosa en corporación.
Metafóricamente, el cuerpo debe asearse muy bien, y también en realidad la naturaleza total del hombre debe entregarse en todo acto de devoción. Sólo así puede acercarse la mente mortal a la inmortal y recorrerse la vía interior hacia la presencia divina. Esa será la ‘recompensa’.
Esta amonestación tiene, pues, implicaciones no sólo éticas sino místicas. En la época actual es casi impenetrable el velo entre la mente mortal y la inmortal. Se requiere un esfuerzo total para rasgarlo y finalmente eliminarlo.
Este gran sermón enseña que la verdadera religión es idealmente una búsqueda interna, privada y hasta secreta, de la unión con Dios."
--- VIERNES 07/04/2023 ---
"Es muy importante recordar que este Sermón de la Montaña va dirigido a discípulos y aspirantes a la vida espiritual.
Lo transitorio, con sus placeres seductores y satisfacciones efímeras, puede entrampar el cuerpo y la mente y enredar a los hombres en la malla de codiciar las ganancias y placeres materiales. Pero una vez que se aprende a discernir entre lo real y lo irreal, se transforman inevitablemente los móviles y la conducta.
El hombre prudente, una vez asegurados los aspectos materiales, pone su interés en las verdades referentes a los aspectos espirituales de la naturaleza humana. Intereses culturales, artísticos y filosóficos, van atrayendo más su atención. Al fin, cuando está espiritualmente despierto, ocupan la totalidad del escenario de su vida y de su pensamiento. De esta manera va amontonando tesoros en el cielo, poderes del alma que incluyen la capacidad de controlar decisivamente las actividades de la conciencia a cualquier nivel de percepción y acción.
Tal vez el más grande de los tesoros en el cielo es la capacidad de percibir y reconocer en todo momento el principio unificador del universo, aquello que une todas las diversidades, que las mantiene a todas en armoniosas inter-relaciones y que es en verdad la realidad de su existencia. Así el hombre se transfigura y su vida en el mundo cambia radicalmente. Está iluminado internamente por los dones del espíritu de que está dotado, y externamente sus relaciones con todos los Seres son expresiones de un amor compasivo impersonal. Discierne rectamente entre lo falso y lo verdadero, entre lo irreal y lo real."
"El Gran Sermón habla de que la primera necesidad para el progreso espiritual propio, es un interés y una aspiración convertidos en una firmísima resolución. Sin lo cual poco o nada puede avanzarse en la aceleración del desenvolvimiento espiritual. Este interés no puede desarrollarse por medios artificiales, debe despertarse desde dentro. Es uno de los índices más notables de progreso evolutivo hacia las grandes alturas espirituales.
Vale muchísimo más que un gran poder intelectual o que cualquier hazaña física. Este interés nace en la mente personal cuando han ocurrido dos desenvolvimientos internos: la realización plenamente consciente del Yo divino y la realización del poder de ese Yo para tocar la mente y provocar una aspiración hacia las alturas.
En el momento mismo en que un hombre dice: “Aspiro ardientemente a acelerar el progreso y alcanzar el discipulado”, todas las cosas se hacen posibles para él, su desenvolvimiento interno y su avance en la senda de la santidad. Jamás puede ser demasiado el énfasis que se ponga en la importancia de sentir este interés con todo el corazón."
--- DOMINGO 09/04/2023 ---
Coro, Soprano: ¡Resucitarás, sí resucitarás, polvo mío, tras breve descanso! ¡Vida inmortal te dará quien te llamó! ¡Para volver a florecer has sido sembrado! El dueño de la cosecha va y recoge las gavillas ¡a nosotros, que morimos!
Contralto: Oh, créelo, corazón mío, créelo: ¡Nada se pierde de ti! ¡Tuyo es, sí, tuyo, lo que anhelabas! ¡Lo que ha perecido resucitará!
Soprano: Oh, créelo: ¡no has nacido en vano! ¡No has sufrido en vano!
Coro: ¡Lo nacido debe perecer! ¡Lo que ha perecido, resucitará!
Coro, Contralto: ¡Deja de temblar! ¡Prepárate para vivir!
Soprano, Contralto: ¡Oh, dolor! ¡Tú, que todo lo colmas! ¡He escapado de ti! ¡Oh, muerte! ¡Tú que todo lo doblegas! ¡Ahora has sido doblegada!
Coro: Con alas que he conquistado En ardiente afán de amor, ¡levantaré el vuelo hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo! ¡Moriré para vivir!
Coro, Soprano, Contralto: ¡Resucitarás, sí, resucitarás, corazón mío, en un instante! Lo que ha latido, ¡habrá de llevarte a Dios!
"Aquí el gran Maestro empieza a exponer otro de los requisitos para hollar con buen éxito la vía de santidad: la integridad de carácter y de conducta, y la constante aspiración por las alturas espirituales. Sin ellos, el progreso será lento e intermitente, o resultará nulo.
Desde luego que estas características están sujetas a un proceso de desarrollo. No puede esperarse que sean perfectas desde el principio. Habrá titubeos y vacilaciones en los primeros esfuerzos. La Cristificación de la naturaleza humana requiere persistencia durante sucesivas vidas terrenales. Pero aunque uno fracase en su lucha contra sus propias tendencias kármicas del pasado y sus limitaciones físicas, la voluntad de ascender se manifestará cada vez más, vida tras vida. El poder interno continúa creciendo hasta que llega una encarnación en la que vive con una determinación única y bien organizada de triunfar. Y entonces queda cumplido lo que pide este versículo: simbólicamente, el ojo está sano y todo el cuerpo luminoso."
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